jueves, 22 de septiembre de 2011

La pareja de mi amigo, es mi amante (Parte II )


La relación entre Junior y Luis fue rutinaria y corta a su vez, cuando coinciden en reuniones se retiran juntos para intimar después. Con el tiempo reanude mi amistad con Junior, en el mismo Pub donde hoy estoy con Luis recordando este suceso.


Yo empecé a salir con un estudiante de Chef  llamado Jonathan, tres años menor que yo, de piel morena y contextura delgada, aquel hombre a solo contacto con su piel me hacía estremecer.  La suerte de Junior jugaba en su contra, siempre en encuentros fortuitos e intentos fracasados.


Un día decidimos regresar a D’ Parranda, a recordar las muchas ocasiones en que juntábamos las monedas para unas chelas 3x10, yo empezaba a realizar mi primera practica pre profesional, remunerada en el canal televisivo de la Universidad y Junior continuaba en el área de imprenta de otra Universidad particular.


Sentados lejos del bullicio de los parroquianos y del estridente equipo de sonido, conversábamos de  una desventura más de Junior, que llevaba por nombre César, nuevamente mi papel perfecto de buen amigo, consolando las penas ajenas, mientras a nuestro al frente, un grupo de jóvenes se reían y tomaban fotos  a cada instante.


Uno en particular no dejaba de mirarnos, y hacernos el ademan de salud, dicho en otras líneas estaba invitándonos a integrarnos a sus amigos, una excusa para sociabilizar y reanimar a  Junior, una propuesta ideal, que fue accedida sin reparos.


Luego de presentarnos ante Giancarlo (el muchacho que nos miraba anteriormente) y sus amigos, empezábamos a libar todos juntos, yo por mi parte me retire al baño y aproveche ese instante para retirarme y dejar sin obstáculo a que Junior y Giancarlo se conozcan mejor.


Ya en la calle, llamando por el celular a un taxi que me recogiera, aparece Junior detrás de mí, insistiéndome quedarme en el grupo, y continuar la juerga pero ahora en un karaoke. El verlo más entusiasta no me hizo desistir de la invitación.


Luego de esa noche, pasaron varios días y al pasar por la cevicheria “Punto Azul”  recordé  a Giancarlo comentar aquella vez que lo conocí, que trabajaba como mesero en aquel restaurant, Llame a Junior para que me facilitara su número y saludar a Giancarlo, aprovechando que estaba a pocos pasos del recinto, después de escuchar a Junior entendí, que aquella noche no trascendió a mas, que el (Giancarlo) tenía enamorada y por obvias razones no se podía llegar a más que una simple amistad, después de colgar continúe caminando.


Mi relación con Jonathan iba muy bien , a pesar de tener gustos muy desiguales, mientras el idolatraba a los cantantes fabricados por Disney como Camp  Rock, los Jhonas Brothers o Hanna Montana, mientras yo era fans de la música alternativa, disfrutando la voz de Alanis Morissette, Maroon Five o Cold Play, lidiando con los permisos establecidos de sus padres y yo disfrutando de mis primeros aires de independencia, así nos sobrellevamos  más de dos meses.


Debo reconocer que  a sus prematuros  18 años no podía pedirle a Jonathan, fidelidad, no lo justifico, pero tampoco podía ser  egoísta y negarle los placeres del sexo que yo antes viví. El desenlace de nuestra breve historia de amor se dio pocos días de su cumpleaños (Jonathan) acordamos ir al mismo hotel de siempre, era habitual entre nosotros, primero instalarme y dejar dicho en recepción que vendría mi primo a verme al cuarto, para esto siempre alquilábamos una habitación con doble cama, algo estúpido, que muy poco nos servía para aparentar nuestra homosexualidad latente.


Para esa ocasión había comprado su pastel preferido,  que es la torta selva negra y de obsequio un DVD recopilado de sus artistas favoritos, la noche que pretendía ser perfecta acabo en todo lo contrario cuando jamás llego a la cita en el hotel, y después de inútilmente comunicarme con él por celular y escuchar su falsa promesa de “en cinco minutos estoy ahí”, apagó el celular y pasaron varios días para encararlo, porque de él jamás hubo la iniciativa de disculparse, de tal incumplimiento.


Decepcionado por ese cruel  detalle,  con sentimientos de ira y decepción, Salí del cuarto  con dirección a D’ parranda decidido a embriagarme hasta el cansancio, sentado en la barra observando a la nada, en esa mirada perdida, halle a Junior y Giancarlo juntos en una mesa, los dos solos, situación que me causó sorpresa, instantáneamente s  alcanzaron  a verme (Junior y Giancarlo) y con esa misma rapidez me invitaron a tomar junto con ellos.


De pronto empezaron las interrogantes, Junior preguntándome que hacía  bebiendo  solo y yo respondiéndole ¿y ustedes que hacen aquí? ¿ Son pareja? aclarando las dudas respectivas de ambas preguntas, Giancarlo interrumpe y me dice : Yo pensé que eras serio, o tal vez aburrido y que no me soportabas, después de sonreír  ya con los estragos del alcohol, respondí : así como tú,  la mayoría piensa lo mismo, y eso es porque no me conocen del todo o no se han atrevido  a hacerlo.


Olvidándome del accidentando momento que horas atrás había vivido y macero completamente de  kilometrajes de cervezas, Giancarlo nuevamente aborda la conversación y me invita a la fiesta de cumpleaños de su prima, gustosamente accedí, el humor de Junior cambio bruscamente y pidió retirarnos, con la excusa que ya era demasiado tarde.


Yo tercamente aun quería continuar, pregunté la fecha y lugar del onomástico a celebrar, y al saber que sería un sábado, día  en que Junior se encontraba en Lima, como todo el sexto día de la semana, capacitándose  por razones de trabajo, la lucidez  volvió en mí y entendí  que sin querer me había convertido en el factor de celos de Junior.


Ridículamente al salir del local, Giancarlo y yo estábamos detrás de Junior, rogándole que se subiera al taxi para dejarlo en su casa, pues en su estado era candidato fácil a que lo asalten, orgulloso como siempre se denegó y para restaurar la paz, me fui aparte, pero antes le pedí a Giancarlo su número de celular para llamarlo y saber cómo concluyó todo, de la misma forma el pidió el mío y nos despedimos.


Al día siguiente Junior sorpresivamente me llama, para hacerme recordar el compromiso que había asumido de acompañar a Giancarlo a la dichosa fiesta, sin embargo yo lo condicione a que solo iría siempre y cuando él estuviese presente, al parecer aun persistía su arrebato de celos haciendo villano de la historia sin pedir ningún rol estelar en esta encrucijada. Junior después de florearme que le sería imposible llegar a tiempo, me pidió no cancelar la invitación y que no habría problema alguno, después de eso colgó y yo creí que todo estaba bien hasta ese entonces.


El sábado llegó y descubrí que el único en su entorno de amistades que desconocía que Junior y Giancarlo llevaban tiempo saliendo como pareja, era yo, al verme ingresar con Gian, las miradas se centraron en mí, tal vez creyendo que sería el sustituto de Junior.


Esa noche la pase muy bien y la amistad con Giancarlo se tornó de bastante confianza, las llamadas y conversaciones por el Messenger eran cada vez más continuas, y a pesar que la desilusión de Jonathan aun calaba muy hondo en mí, era muy llevadero conversar con Gian.


Ahora con el consentimiento de Junior, a veces nos veíamos antes que saliera de trabajar (Junior) una farsa amistad, Marcos un compañero de trabajo de Junior empezaba a recrearle fantasmas donde no lo había, y lo más triste es que era lo que él realmente quería creer, que Giancarlo le era infiel conmigo o que yo tenía derecho a una revancha de amor por lo anteriormente sucedido con Luis.


En una ocasión, este tipo con ínfulas de urraco de Magaly (Marco) avisó a Junior, donde nos encontrábamos Giancarlo y yo conversando, al hallarnos me pidió retirarme, y claro que lo iba  a hacer, si no era por el anillo que tenía en su poder Gian, el cual produjo otra confusión, entonces Junior se aparta de Gian un momento y me dice : que te hecho yo, para que me hagas esto, quieres que te diga la verdad siento celos de ti webon, Giancarlo es todo lo que tengo y pasa más tiempo contigo que conmigo que soy su pareja, esas últimas tres palabras S.O.Y  S.U  P.A.R.E.JA , retumbó en mi conciencia y me hizo retirarme, pues había comprendido que nuevamente estaba  obstruyendo una relación sin querer,  Giancarlo se había convertido en el antídoto perfecto de la pena que Jonathan dejó.


Quieto en la acera y disputándome entre que hacer o que decir, sin reaccionar, idiotizado de no defender a aquella persona que su presencia me hacía bien, pero que era ajena a mí. Sucede que involuntariamente me había empezado a enamorar, eso creí y sin comprender nada, me subí al primer colectivo que se  me  cruzo y me fui.


Deje de verme un tiempo con Giancarlo sabía que no estaba haciendo lo correcto y que solo en una circunstancia como la anterior, me iba a atrever a reconocer algo que estaba muy oculto dentro de mí, solo la inesperada noticia que Junior y Giancarlo se habían dado un tiempo , me hizo aceptar salir nuevamente con el (Giancarlo).


 En esta ocasión quise pensar en mí y ser honesto conmigo mismo, respecto a mis sentimientos, entonces decidí afrontar  y declararme de una vez, pues las cosas hasta ese momento parecían reciprocas.


Así fui a recoger a Giancarlo del trabajo, y mientras caminábamos, Giancarlo me pregunta que porque me aleje y yo solo puse de pretextos  los exámenes de la Universidad, como sabrán estaba mintiendo pero su conversación me estaba poniendo en apuros, más aun cuando dijo  y ¿yo te gusto? Ahora si estaba en pánico, con el rostro ruborizado como un adolescente, tome valor y contesté que en realidad me sentía confundido, atraído por él,  que era imposible no sentirme bien a su lado, así como compararlo con Jonathan y las desatenciones que tenía para conmigo.


La noche estaba confabulándose a algo incierto, después de conversar tanto y sentarnos en el malecón a reírnos de la nada nos provocó tomar unos vinitos frente al mar, las horas seguían su curso y era bastante tarde como para seguir ebrios en la calle y sobreactuando cada vez que se asomaba el carro de serenazgo.


Culpo al impulso que todos tenemos cuando bebemos demasiado, por haberme sugerido la idea de irnos a un hotel a descansar, llegamos casi a las justas y una vez tumbados en la cama mirando el techo y continuar riéndonos de cosas absurdas, en un momento nos hizo quedarnos en silencio, para luego besarnos y empezar a desnudar nuestros pechos con nuestras manos, excitándonos con violencia desmesurada y  luchando  con  el cansancio, que termino por hacernos dormir al preámbulo del sexo.


Cuando desperté, muerto de sed, me di cuenta que estaba abrazando a Giancarlo, al desprenderme, el se despertó y se me antojo preguntarle: Giancarlo  dime¿ yo a ti te gusto? El prolongado silencio, sin aviso a una respuesta clara, me hizo volver en sobriedad, me dirigí a la ducha  y le exigí a Giancarlo que se cambiara porque ya era  hora de irnos a nuestras casas.


Al salir del Hotel no conversamos de nada y antes de irme, le dije que de ahora en adelante no insista en llamarme o buscarme porque será en vano y termine aconsejándole que lo mejor era que el regresara con Junior y todo normal como siempre, creí que con eso el mensaje estaba bastante claro, sin embargo me di cuenta que poco o nada aun conocía de Giancarlo.


 Pasaron los días y yo había coordinado con Junior entregarle un obsequio para el matrimonio de una amiga en común, porque no iba poder estar presente para esa fecha por razones de viaje, al abrir la puerta de mi casa y ver a Junior y Giancarlo juntos me sorprendió, no por el hecho de que regresaran como pareja, porque al fin y al cabo era lo que más deseaba, si no por el descaro de Giancarlo de presentarse en mi casa, para colmo donde vivo hay un parque, donde unos vecinos escuchaban una cumbia que dice : que tontos , que locos somos tu y yo, estando con otros  y amándonos, el cual Giancarlo repetía aquella estrofa de la canción, con la intención de hacerme entender su mensaje.


Después de vernos accidentalmente Giancarlo empezó ya no a llamarme para salir, ahora su táctica era más sutil, ahora eran mensajes a mi celular a cada instante, era momento de poner punto final a todo esto, llame a Giancarlo para vernos en D’ parranda, pero para esto le asegure que estaría conmigo Marquitos un amigo gay el cual él aun no había alcanzado a conocer del todo, motivo por el cual estaba seguro, que Giancarlo aceptaría. Y así fue, después de esperarlo buen rato, se dio con la ingrata sorpresa que Marquitos no estaba conmigo, Giancarlo se rehusó a entrar al local conmigo, a pesar de que le insistí que lo hiciera, furioso por su actitud y por su repentino engreimiento, le dije : que dejara de joderme la existencia que si lo que buscaba era que le reviente el culo no tenía por qué ser tan pendejo, que era un pobre diablo fracasado, un bueno para nada y que si sigue con los mensajes lo buscaría en  su trabajo para sacarle la conchadesuamdre, yo mismo me sorprendí de mi reacción, pero la indignación también me hizo saber el coraje que duerme entre mis labios. 


Esa fue la última vez que vi a Giancarlo, me entere con el tiempo que se averiguó quien era Jonathan y   asumo que con la intención de revancha o de  llamar mi atención, empezó a coquetearle hasta lograr su propósito hacer que Jonathan se enamore de él, y para mí eso significó una justa venganza. Junior se enteró, por bocas de otros lo que sucedió con Giancarlo y pues esta vez no me importo si decidía dejarme de hablar, tal como yo lo hice la primera vez, no existía nadie que pudiera reclamarme algo de lo que hice y eso me tranquilizo, solo fue un ajuste de cuenta  que la vida me otorgaba, el bendito karma que se pronunciaba al fin.


Luis me miro  y se rio, se me acerco un poco y  yo presagiando lo que podía pasar, interrumpí el acto y pedí la cuenta para retirarnos, pues la noche  había sido intensa, cargada muchas emociones, escuche ese latín pop  que dice “ como dicen por ahí el que la hace la paga, hoy tú quieres regresar y yo nada de nada”, Luis y yo empezamos a carcajearnos y  después de escucharla nos fuimos del local, sin duda un cumpleaños muy particular pensé.
Mentira/Kika Edgar